México,
D. F.- Tras zarpar del puerto de Papeete, Tahití,
la tripulación a bordo del buque escuela “Cuauhtémoc”
deja atrás gratos recuerdos, valiosas experiencias
y en el presente una gran esperanza de llegar a Acapulco,
su puerto base.
Durante
este último trayecto, el personal de guardiamarinas
y tripulación en general hacen una reflexión
sobre la cálida recepción de que fueron objeto
en cada uno de los puertos que visitaron, así como
la manera en que se estrecharon los lazos de amistad con
otras naciones, mismas que siempre dieron muestra de lo
mejor de su hospitalidad, así como de su cultura.
Para
algunos el puerto más bello fue Tahití, que
a pesar de ser una isla cuenta con toda la infraestructura
de un puerto de altura, además de disfrutar la vista
de los maravillosos paisajes y de las mejores playas del
mundo, consideradas así por la diversidad de sus
atractivos naturales y su arena blanca. Asimismo, los marinos
mexicanos apreciaron la tradicional belleza de la mujer
tahitiana, así como su alegría, humildad y
sencillez, que con sus originales danzas les obsequiaron
collares de conchas y flores, siempre atentas y dispuestas
a la convivencia. Por su parte los mexicanos que radican
allá les obsequiaron una perla negra a cada uno de
ellos y una moneda tradicional.
Ahora,
a nueve meses y medio de su partida, este navío azteca
enfila su proa hacia su puerto base, que sin duda es el
más bello en el corazón de cada marino que
partió en este crucero de instrucción. Vuelven
a sus familias y a continuar su compromiso de terminar la
presente orden de operaciones, que es concluir su primera
etapa dentro de su formación militar de guardiamarinas
con éxito, para así dar cumplimiento a la
actual voluntad de modernizar el sistema educativo naval.
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